En los Fogones de Jaén. TORRIJAS

Un nuevo postre para endulzar esta Cuaresma y la Semana Santa: "TORRIJAS". Las podemos hacer de leche o de vino, al gusto.

Fotografía: María Cristina Gimeno

Ingredientes:


- Una barra de pan de pueblo de varios días.
- Un litro de leche.
- Canela en rama y canela molida.
- Una cáscara de limón.
- Dos huevos.
- Aceite de oliva.
- Azúcar.

Modo de hacerlo:


Lo primero que haremos será cocer la leche con un palo de canela y la cáscara de limón.
Cortamos la barra en rebanadas ni muy finas ni muy gordas.
Cuando la leche esté tibia se cuela y se pone en un bol. Se prepara un plato con el azúcar y un poco de canela molida revueltos.
También se prepara un plato con papel de cocina. Se baten los huevos. Calentamos el aceite. Vamos introduciendo las rebanadas en el bol que contiene la leche y luego las pasamos por el huevo. Freímos y colocamos las rebanadas fritas en el plato con el papel absorbente. Cuando se enfríen un poco se pasan por azúcar y canela.
Para hacerlas de vino, primero freímos las rebanadas y luego las pasamos por vino dulce y el huevo batido. Cuando se enfríen, por azúcar y canela. Están buenísimas. 


Buen provecho



MANCHA REAL vuelve a reencontrarse con una de sus tradiciones más singulares. XXX edición de la Hoguera de San José

Una edición más y van ya treinta. La Hoguera o falla de Mancha Real se hace adulta y sobrevive a estos oscuros tiempos de crisis con imaginación, voluntad y trabajo de nuestros carpinteros y artesanos. Hoy, a las 22:00 horas, en el recinto ferial de la población, se quema el monumento de madera que lleva por lema ¡Adiós Pinocho Adiós! y que supone la XXX edición de una singular tradición que arrancó allá por el año 1982 y que en la actualidad ostenta el título de Fiesta de Interés Turístico Regional de Andalucía.
Para más información acerca de la historia de las Hogueras de Mancha Real, pueden dirigirse en este mismo blog al siguiente artículo pinchando aquí: Hoguera de San José de Mancha Real 
  
A continuación se ofrecen algunos datos técnicos de la obra de esta edición (fuente: programa de festejos publicado por la Asociación Cultural San José).

XXX Edición Hoguera de San José
Idea original: Tomás Ruiz Chica
Altura total: 8,50 m.
Superficie ocupada: 110 m2.
Peso aproximado: 1.250 kg.
Escenas representadas: 15
Personajes: 22
Materiales empleados: Madera, aglomerado, cartón, corcho, pinturas y barnices.

Altura Pinocho: 5 m.
Altura Gepetto: 4,25 m.
Maestros Artesanos: Juan Jiménez Martínez y Miguel del Pozo Martínez
Escultor: Miguel Pulido Pulido


La Hoguera de esta edición de 2012 está inspirada en el popular cuento infantil que a finales del siglo XIX escribiera el italiano Cario Collodi, y que narra la historia de un maestro carpintero, florentino como el propio autor, que crea un muñeco de cara simpática y larga nariz al que puso el nombre de "Pinocho" por haberlo realizado en madera de pino.
En palabras de nuestro querido paisano Don Juan Tomás Ruíz Chica, autor de la idea original de esta edición y que a lo largo de tantos años se ha desvivido por esta fiesta de San José: "Recurriendo a la larga trayectoria de nuestras fiestas, la primera Hoguera, o falla, de San José, recordemos, fue plantada en 1982 y han tenido que pasar 30 años para caer en la cuenta de la concordancia “gremial” que ha existido siempre, entre la pareja Gepetto-Pinocho, y las obras artesanales de madera en las que abundaron reproducciones, bien de personajes infantiles relacionados con ese mundillo fantástico de los cuentos, de admirados monumentos históricos, o de personajes del mundo adulto que componen la variopinta sociedad de estos tiempos donde quienes la dirigen son con frecuencia merecedores de críticas duras y severas". 
Este año los maestros artesanos mancharealeños, en homenaje a su colega Gepetto, han llevado a feliz término la divertida obra en madera titulada ¡Adiós Pinocho Adiós! A su alrededor han agrupado quince escenas o secuencias de actualidad, dedicadas al mundo de los niños unas, y al de los mayores otras. Rajoy, Rubalcaba, Urdangarín, Bart Simpson... son sólo algunos de los monigotes que podremos admirar. Y todos con sus correspondientes chascarrillos de humor, por supuesto.
En este 30º aniversario, mis felicitaciones a los carpinteros de mi pueblo, a los componentes de la Asociación Cultural San José, y en definitiva a todas las personas que hacen posible que esta tradición tan peculiar siga adelante. Especialmente vaya mi reconocimiento a Don Juan Tomás Ruíz Chica, al que me une una gran amistad, por ser el responsable de que esta Hoguera de San José entrara de pleno en mi vida cuando me hizo el honor de ser el Pregonero de las fiestas de 2006 en su XXIV edición, y cuyo recuerdo guardaré por siempre. Muchas Gracias. 
Con los brazos abiertos, Pinocho, desde su atalaya, parece invitar al pueblo de Mancha Real a seguir esforzándose, ya no sólo por mantener vivas tradiciones tan espectaculares como ésta, sino simplemente por ser un mejor pueblo día a día. Recojamos su simpático abrazo y hagamos de él un abrazo de fraternidad entre tod@s los mancheg@s.

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FOTOGRAFÍAS: JESÚS MOLINA GIMENO





En los fogones de Jaén. BORRACHUELOS

Dentro de unos días comienza la Semana Santa y entre los dulces típicos que empiezan a elaborarse en esta cuaresma tenemos los "borrachuelos" o "pestiños", dulces denominados "de sartén". No es fácil conseguir un buen borrachuelo, una vez frito ha de quedar turgente y nada aceitoso, cosa que poc@s consiguen por lo que os animo a que empecéis ya con su elaboración siguiendo mis consejos.


Fotografía: María Cristina Gimeno

Ingredientes:
 

- Un vaso de aceite.
- Un vaso de vino blanco.
- Una copa de así seco.
- Matalaúva.
- Una cucharada sopera, rasa, de bicarbonato.
- Harina, para repostería, la que admita.

Modo de hacerlo: 


Se desahúma el vaso de aceite con la matalaúva y se deja enfriar.
En un recipiente se echa el vino, el aceite colado y el bicarbonato. Se bate todo muy bien hasta que suba la mezcla. Se le añade luego el anís y por último la harina poco a poco, hasta que se pueda trabajar con las manos. Cuidado siempre con no pasarse de harina.
Para hacer los borrachuelos se van cogiendo trozos de masa y se extienden con el rodillo, se cortan rectángulos y se lían. Se fríen en abundante aceite. Ponedlos en papel de cocina para que éste absorba el aceite sobrante, y por último se pasan por azúcar.


Buen provecho



Castillos de Jaén. El Castillo del Berrueco de TORREDELCAMPO


Castillo del Berrueco. Torredelcampo
(foto: archivo propio)

Vista general del castillo del Berrueco
(foto: archivo propio)


UN POCO DE HISTORIA

Este castillo rural, situado en el término municipal de Torredelcampo, a 11 km. al Norte de la localidad, estuvo en su día estratégicamente enclavado en el cruce de caminos que comunicaban Jaén, Martos y Arjona. Lo construyeron los musulmanes en torno al siglo XII sobre un singular espolón rocoso del cual parecen nacer las mismas piedras del castillo. No obstante, los hallazgos ibéricos, romanos y visigodos encontrados en este lugar evidencian una ocupación persistente desde épocas anteriores. Tras su conquista por Fernando III en 1243, los cristianos acometieron diversas reformas que le han dado el aspecto actual. El castillo participó en las luchas fronterizas entre musulmanes y cristianos y, posteriormente, en las guerras civiles entre Enrique IV y la nobleza rebelde castellana.
El castillo del Berrueco está ligado a un extraño suceso que recogen antiguas crónicas castellanas. Durante las mencionadas guerras civiles, la fortaleza fue conquistada en 1465 por el maestre de la Orden de Calatrava, Don Pedro Girón, hombre muy poderoso a la sazón caudillo del bando rebelde. Éste ofreció al rey deponer las armas si le concedía la mano en matrimonio de su hermana, la joven infanta Isabel (futura Isabel I "la Católica"), a la que doblaba la edad. El monarca accedió. Cuando se dirigía a Segovia para la boda, Girón pernoctó en el Berrueco. Durante el camino, una bandada de cigüeñas lo había seguido, y al llegar el de Girón, las aves dieron vueltas en círculo sobre el castillo durante un rato para después proseguir su viaje. A los pocos días Pedro Girón moría en Villarrubia de los Ojos (Ciudad Real) en extrañas circunstancias, por lo que se tomó lo de las cigüeñas como de mal augurio.
Tras este acontecimiento, el castillo cayó en manos realengas y tuvo una importancia militar destacada por ser una avanzadilla de Jaén en territorio rebelde frente a Arjona.
El siglo XVI supuso la decadencia del lugar. La aldea que había junto al castillo, y que pertenecía al Concejo de Jaén, se convirtió en cortijada, aunque estuvo poblada hasta mediados del siglo XX. Unas décadas antes se había restaurado la pequeña iglesia y construido una escuela, que hoy están derruidas.
El castillo, de titularidad municipal desde el año 2009, está incluido en la "Ruta Calatrava", en la "Ruta de los Castillos y Batallas de la Provincia de Jaén" y en la "Ruta de los Nazaríes", y forma parte del amplio catálogo de castillos y atalayas que nos ofrece la comarca de La Campiña. No muy lejos se encuentran La Muña, Torre Olvidada, la Aldehuela, las Torrecillas, el Término, Villardompardo, y por supuesto las fortificaciones mayores de Torredonjimeno y Martos. 


EL CASTILLO

El castillo tiene una forma prácticamente rectangular, adaptada al singular afloramiento rocoso sobre el que se asienta. Está dividido en dos ámbitos separados por un muro casi desaparecido por completo que se apoyaba en dos de las torres. Estos dos ámbitos son el alcazarejo, al sur, y el recinto inferior, al norte.

Plano del Castillo del Berrueco
(Juan Eslava Galán)
A y B: torres circulares
C:  torre del  Homenaje


Promontorio rocoso sobre el que se asienta el castillo. Muro Este.
(foto: archivo propio)


Alcazarejo

El recinto superior o plaza de armas forma un espacio triangular con una torre en cada uno de sus vértices. Las dos torres de planta circular (en el plano A y B) tienen 5,25 y 4,55 metros de diámetro respectivamente. En su interior ambas poseen dos pequeñas estancias superpuestas cubiertas con bóvedas de ladrillo de media naranja. La torre Norte (C) es de planta rectangular, y pudo ser la torre del Homenaje. Es maciza en la parte inferior y con un pequeño nivel de habitación en la parte superior, de la que queda el arranque da la bóveda de medio cañón que la cubría. A esta torre se accedía por el adarve. En la plaza de armas hay restos de una estancia que podría corresponder a las dependencias del alcaide o la guarnición.
La muralla es de mampostería irregular, con abundante ripiado de yeso y argamasa, y las esquinas están reforzadas con sillarejo. Aún conserva en algunos puntos el adarve, defendido por almenas apuntadas de influencia bereber, y que alcanza 1,30 metros de anchura. Hay restos de matacanes o parapetos en voladizo, sostenidos por ménsulas, y a intervalos regulares, debajo de las almenas se abrían saeteras. El lienzo Norte aún mantiene los restos de una imponente coracha, por debajo de la cual y salvado por un arco practicado en el cuerpo de la misma, se abre un foso provisto de contraescarpa de sillarejo de la que quedan vestigios.

Vista del Alcazarejo, en posición elevada, desde el recinto inferior. 
A la derecha, restos de la torre del Homenaje y la coracha con el arco
(foto: archivo propio)

Torre circular A y muro noroeste con restos de almenado
(foto: archivo propio)

Bóvedas en ladrillo de las estancias inferior y superior de la torre circular A
(foto: archivo propio)

Acceso a la torre circular B, en el muro Este
(foto:a rchivo propio)


Recinto inferior

Se trata de un espacio muy escarpado, en el que aflora la roca, con sus lienzos de muralla tan sólo defendidos por su propio trazado quebrado. Posiblemente fuera utilizado para guardar el ganado, es decir, como "albacar" (especie de redil).
La entrada principal debió estar en el lado Norte del castillo, pero desaparecería tras la explotación en esta zona de una mina de oligisto.

Muro en zig-zag que defiende la zona Este del recinto inferior
(foto: archivo propio)

Castillo y cortijada de El Berrueco
(foto: archivo propio)
 

Bibliografía:

- Eslava Galán, Juan. Castillos y Atalayas del Reino de Jaén. 1999.
- VVAA. Jaén, Pueblos y Ciudades. Jaén, 1997.

 


Del Jaén perdido... "Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum". Cristo de la Vera-Cruz de TORRES

La Cofradía de la Vera-Cruz de Torres fue de las primeras en constituirse bajo esta advocación en tierras de Jaén, posiblemente en la primera mitad del siglo XVI, pues ya existía esta Cofradía, titulada de la "Santa Vera-Cruz y Benditas Ánimas del Purgatorio", en el año 1554, cuando sus hermanos deciden encargar una talla de Crucificado al escultor Juan de Reolid. Se trata de la primera Cofradía de penitencia fundada en Torres y tenía su sede canónica en la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán, en la que disponía de capilla y altar propios en donde quedaron instalados el Cristo de la Vera-Cruz y Nuestra Señora de la Soledad. Se regía la Cofradía por estatutos aprobados en 1700 y posteriormente en 1881. El siglo XVIII será el de mayor auge de la cofradía, pues poseía entonces gran cantidad de tierras y hasta siete casas en la población. La procesión principal tenía lugar el Viernes Santo, aunque había otras tres fechas en el calendario en que se celebraban misas mayores para rendir culto a Jesús Crucificado y a las Ánimas del Purgatorio: 3 de Mayo, 16 de Julio y 14 de Septiembre.
La tradición oral, muy rica en Torres, nos habla de la milagrosa aparición de este Crucificado. Con ciertas similitudes con la leyenda de Nuestro Padre Jesús Nazareno "El Abuelo" de Jaén, la historia hace referencia a un par de forasteros que llegan a Torres y buscan alojamiento, ofreciéndole cobijo un matrimonio de ancianos que vivía en el viejo molino aceitero de la localidad. Los forasteros, que decían ser artistas, se encerraron en su habitación y no salían ni para cubrir sus necesidades de alimento, lo que suscitó la curiosidad de los caseros que, pasados los días, llamaron a la puerta para preguntar qué sucedía. Cuál fue la sorpresa de los ancianos al no encontrar rastro alguno de los dos hombres en la habitación, en cuyo centro y sin apoyo alguno se mantenía erguida una hermosa cruz de madera con una bellísima talla de Jesucristo crucificado en tamaño natural. La imagen fue trasladada a la Parroquia en multitudinaria procesión y su advocación fue desde entonces la de Cristo de la Vera-Cruz. No obstante, en un determinado momento, y a consecuencia de otro hecho milagroso, la imagen también será conocida con el popular nombre de "Cristo de los Jornaleros", denominación que pervive actualmente. Ello se debió a la arraigada costumbre entre los torreños de acudir al Cristo de la Vera-Cruz para pedir por sus necesidades, especialmente la lluvia en épocas de sequía. En una de estas graves coyunturas para el campo torreño, un grupo de jornaleros recaudó dinero para sacar en procesión al Cristo y elevar de esta manera una rogativa pública para pedir la tan ansiada lluvia. Ésta no se hizo esperar cuando la imagen cruzó el dintel de la puerta de la Iglesia. Al intentar los jornaleros meterla de nuevo en el templo, no pudieron moverla, y lo más curioso es que el Cristo había permanecido totalmente seco durante todo el tiempo que estuvo a la interperie.


Antiguo Cristo de la Vera-Cruz en la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán de Torres.
Fotografía anterior a 1936

Hasta aquí la tradición oral y la leyenda que envuelve a esta imagen de devoción tan ancestral en Torres. Pero, como se ha dicho anteriormente, existe constancia documental de la autoría de la obra que hoy nos acerca a este bello pueblo de Sierra Mágina. El 12 de Febrero de 1554, los hermanos de la Vera-Cruz encargan al imaginero y urbanista jiennense Juan de Reolid una imagen de un Crucificado, especificándose que para la realización del mismo se tome como modelo el que ya tenía en su poder la Cofradía de la Vera-Cruz de Jaén, y que recibía culto en el convento de San Francisco de la ciudad (no olvidemos que fueron los franciscanos los responsables de la extensión del culto a esta advocación durante los siglos XV y XVI). La talla se realizó en madera de sauce, era de tamaño natural y representaba a Cristo muerto en la Cruz. En la fotografía podemos apreciar una grandiosa anatomía de tipo clásico, que denota la maestría del autor, también palpable en el movimiento efectista del faldellín tallado. Poseía peluca de pelo natural, potencias y corona plateadas y se encontraba sobre una cruz labrada que descansaba en una base en la que aparecían la calavera y las dos tibias, en clara alusión al Gólgota, "lugar de la calavera", monte a las afueras de Jerusalén donde fue crucificado Jesucristo y en el que, según la tradición judía, se habría enterrado la calavera de Adán.
Esta impresionante escultura desapareció para siempre en 1936. Fue sustituida tras la guerra por otra imagen también de Jesús Crucificado que ya es conocido por su nombre popular, el Cristo de los Jornaleros, y que recorre las calles de Torres en procesión el domingo más cercano al 20 de Mayo.


Bibliografía:

- Jiménez Delgado, Francisco. Del Jaén perdido. Jaén, 2007.
- Sánchez Lozano, Mª José. Torres, su Historia. Jaén, 2008.