Palacios de Jaén. El Palacio de los Benavides de JABALQUINTO



EL PALACIO DE LOS BENAVIDES DE JABALQUINTO


Fachada principal del Palacio de los Benavides en Jabalquinto
(foto: archivo propio)

Jabalquinto se encuentra situada sobre una pronunciada loma, aunque de suaves formas, rodeada de olivares y cerca del cauce del Guadalquivir, en el mismo centro de la Provincia de Jaén y dominando desde su privilegiada situación buena parte de la misma.
En la parte más elevada de dicha colina se encuentra el centro neurálgico de la población, la Plaza del Ayuntamiento, en donde se encuentran dos edificios principales. El viejo ayuntamiento es un edificio del siglo XX que no reviste interés artístico alguno. Alberga en la actualidad las dependencias del consultorio médico de la localidad. Enfrente se levanta un antiguo palacio del siglo XVI perteneciente a la familia Benavides que, rehabilitado en 2004, cumple la función de consistorio desde entonces. A este último dedicaremos nuestro artículo.


UN POCO DE HISTORIA

En el solar que ocupa el referido palacio -la zona más elevada de la loma en la que se asienta Jabalquinto, como hemos dicho-, se levantó en otro tiempo el propio castillo medieval de la localidad y, a falta de estudios concretos y de una prospección arqueológica, posiblemente una fortificación musulmana.
El historiador local Mateo Francisco de Rivas y Soriano, en su Memoria Histórica sobre la villa de Jabalquinto (1797) nos dice a propósito del palacio que tiene "...varios altos, patio de galerías y fortaleza en el centro, con sus torres y arcos". Efectivamente, castillo y palacio llegaron a coexistir durante algunos siglos, porque este último comenzó a construirse a finales del siglo XV en el recinto del primero.
Los promotores de las obras fueron los Benavides, familia de rancio abolengo, que habían comprado al concejo de la ciudad de Baeza las tierras del entorno de Jabalquinto, fundando así el señorío de su nombre y encarnando su poder en este singular edificio que nos ocupa. En 1617, el rey Felipe III convierte el señorío de Jabalquinto en marquesado, recayendo el título en Manuel III de Benavides. No mucho tiempo después, en 1637, la nieta de éste, Isabel Francisca de Benavides, III Marquesa de Jabalquinto, contrae matrimonio con Antonio Alonso Pimentel de Quiñones y Herrera, XI Conde y VIII Duque de Benavente, por lo que el Marquesado queda vinculado a esta casa nobiliaria.
Pero el palacio sufre un abandono progresivo al no ser habitado por sus nuevos dueños.
El edificio es remodelado en el último tercio del siglo XVIII, y posteriormente en el siglo XIX. A finales de esta centuria o principios del siglo XX, Pedro de Alcántara Téllez Girón, XVI Duque de Benavente, y último noble que ostenta la titularidad del edificio, lo vende a Don Francisco Antonio Nájera Rodríguez.  Éste a su vez se deshizo de él a favor de Don José González García, pasando definitivamente a Don Eleuterio Gonlez Soriano, que lo vendió al Ayuntamiento para establecer la Casa Consistorial del municipio.
Durante toda la segunda mitad del siglo XX el edificio estuvo cerrado y amenzaba ruina. El Palacio fue declarado Bien de Interés Cultural en 1985. En 2004 se restaura para acoger las dependencias municipales, función que actualmente cumple el inmueble.


EL PALACIO

Portada principal del Palacio de los Benavides. Jabalquinto
(foto: archivo propio)

De planta rectangular, el edificio presenta una gran fachada apaisada, en sillarejo, y perfectamente orientada al Este. Consta de dos pisos, y en ella se abren  las dos portadas del inmueble, de sillería, datadas en el último tercio del siglo XVI. La que se encuentra situada a la derecha es la principal, con arco de medio punto enmarcado por delgadas pilastras cajeadas sobre altos basamentos y con capiteles corintios. Éstos sostienen un sencillo entablamento, interrumpido por la inclusión de un balcón en época posterior de vano adintelado y antepecho de buena forja como es costumbre en Jabalquinto. A los lados, sendos escudos nobiliarios de gran empaque, ambos similares, pertenecientes al linaje de los fundadores del señorío, la familia Benavides.  En ellos se aprecia un león rampante envuelto en una cinta y aferrado a un bastón, y ocho calderas en la bordura. Presentan forma ovalada, sobre cartela apergaminada, y lo sostienen dos figuras tenantes femeninas vestidas con túnicas. El hecho de que se encuentren timbrados con corona marquesal, nos lleva a fecharlos tiempo después de que se realizara la portada, dado que es en 1617 cuando Felipe III eleva el Señorío de Jabalquinto a la dignidad de Marquesado. Los escudos, por tanto, son posteriores a esta fecha, posiblemente añadidos por Manuel III de Benavides, en quien recae tal dignidad como I Marqués de Jabalquinto.


Escudo de la familia Benavides en la portada principal del Palacio
(foto: archivo propio)

La otra portada es adintelada, con grandes dovelas, enmarcada también por finas pilastras cajeadas sobre basamentos rematadas en capiteles corintios que sostienen una sencilla cornisa. Sobre ésta, un sencillo ventanal adintelado a eje con la puerta, de buena rejería. En realidad, de un aspecto similar debió de ser la portada principal antes de añadirle los escudos mencionados y el balcón que rompe el delgado entablamento.
Entre ambas portadas se abren cuatro sencillos vanos, dos en el piso superior y otros dos en el inferior, a eje.


Portada en el lado izquierdo de la fachada del Palacio
(foto: archivo propio)

Si accedemos al interior comprobaremos que la construcción es totalmente nueva por las reformas que se acometieron en 2004 para reconvertir el viejo palacio en el Ayuntamiento de la localidad. Destaca el vestíbulo, probablemente del XIX, cubierto en su mayor parte con un artesonado en madera de casetones. Se encuentran en este espacio algunos elementos de interés, como la escalera por la que se accede al piso superior, de dos tramos, sostenida a la altura del rellano por dos columnas toscanas, que en el piso bajo enmarcan la puerta que da acceso al exterior por la fachada trasera. La baranda de la escalera es de hierro forjado y tiene una decoración muy cuidada.

Vestíbulo del Palacio, totalmente remodelado tras las obras de restauración
(foto: archivo propio)


EL ESCUDO DE LOS REQUESENS EN EL PALACIO DE JABALQUINTO

Escudo de los Requesens en el vestíbulo del Palacio de Jabalquinto
(foto: archivo propio)

Escudo de los Requesens
En las obras de remodelación del palacio aparecieron en las excavaciones practicadas en el patio trasero dos escudos en piedra. Uno ostenta las armas de los Benavides y es parecido a los que se encuentran en la portada principal. El otro, sin embargo, presenta unos elementos heráldicos extraños para esta parte del país. Y es que este magnífico escudo barroco, de grandes dimensiones, colocado actualmente en el vestíbulo en la pared de la izquierda, pertenece curiosamente al apellido Requesens, noble linaje de origen catalán que ostentaba, entre otros títulos, la Baronía de Martorell. Sus armas son: 
Cuartelado: 1º y 4º: en campo de oro, cuatro palos de gules; 2º y 3º: en campo de azur, tres roques de oro y bordura dentada de oro (por cierto que el "roque" hace alusión a la pieza de la torre en el juego del ajedrez, que antiguamente se llamaba así, y que en la heráldica catalana suele adoptar esa particular forma que aparece en el dibujo).
Lógicamente se preguntarán qué hace un escudo de una familia de origen catalán en el Palacio de Jabalquinto. No ha sido fácil identificar las armas del mencionado apellido y menos aún la relación con el marquesado de Jabalquinto, pero todo esfuerzo recibe al final su recomepnsa y aquí tienen la explicación del porqué de la presencia de este escudo en el palacio y la línea de sucesión que lo vincula:
Podemos fechar el escudo en 1637, año en que contraen matrimonio Isabel Francisca de Benavides, III Marquesa de Jabalquinto, con Antonio Alonso Pimentel de Quiñones y Herrera, XI Conde y VIII Duque de Benavente. Como apuntamos anteriormente, este matrimonio introduce a la casa de Benavente en la historia del marquesado de Jabalquinto, y es el Conde-Duque de Benavente quien trae consigo las armas referidas. La Baronía de Martorell estuvo vinculada al apellido Requesens desde el año 1471. En 1518 Carlos V confirma a la Baronesa Estefanía de Requesens las posesiones de la baronía, por lo que ésta fundará más tarde (1546) un mayorazgo junto con su esposo, Juan de Zúñiga y Avellaneda, para su hijo mayor Luis de Requesens y Zúñiga, con la condición de que debía mantener el apellido materno y el escudo de armas de los Requesens sin mezcla alguna. Y aquí está la clave de la pervivencia de las armas de los Requesens a través de las generaciones. Luis fallece en 1576 y le sucede su hija Mencía. A partir de esta última y después de tres generaciones, el escudo Requesens llega a vincularse con el Marquesado de Jabalquinto como muestra la siguiente línea sucesoria:
 
Mencía de Zúñiga y Requesens  oo  Pedro Fajardo y Fernández de Córdoba, III Marqués de los Vélez
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Luis de Fajardo y Zúñiga-Requesens, IV Marqués de los Vélez
oo María Pimentel y Quiñones
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Mencía de Zúñiga Fajardo
oo Juan Francisco Alonso Pimentel y Ponce de León, X Conde y VII Duque de Benavente
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Antonio Alonso Pimentel de Quiñones y Herrera, XI Conde y VIII Duque de Benavente
oo Isabel Francisca de Benavides, III Marquesa de Jabalquinto (Matimonio en 1637)   


oo : Matrimonio





Bibliografía:

- Alguacil González, Olayo. Ayuntamiento en el que fuera palacio de los Benavides y posteriormente de los Condes de Benavente. (Artículo en www.jabalquintotupueblo.blogspot.com).
- VVAA. Guía Artística de Jaén y su Provincia. Sevilla, 2005.
- VVAA. Jaén, Pueblos y Ciudades. Jaén, 1997.

Enlaces:

GeneAll.net (Genealogía de los Señores y Marqueses de Jabalquinto) 
- www.dibujoherladico.blogspot.com (Blog sobre Heráldica)
           


Ermitas y Santuarios de Jaén. Santuario de Nuestra Señora de la Estrella y Torre medieval. NAVAS DE SAN JUAN



Vista general del Santuario de Nuestra Señora de la Estrella en Navas de San Juan.
A la izquierda, torre medieval del antiguo castillo que hace las veces de camarín de la Virgen.
(foto: archivo propio)

Nuestra Señora de la Estrella, patrona de Navas de San Juan
(foto: archivo propio)

Navas de San Juan es la villa más populosa de la comarca del Condado, al Norte de la Provincia de Jaén, casi rozando ya con las estribaciones de la Sierra Morena. Junto a la estrecha carretera que une Úbeda con Navas de San Juan (JV-6004), al Sur de ésta última y a escasos 5 kilómetros de su casco urbano se encuentra uno de los santuarios que más devoción concentra en esta mariana tierra de Jaén. Y es que el amor que los naveros profesan por su patrona, la Virgen de la Estrella, es grande y antiguo.


UN POCO DE HISTORIA

La ermita se sitúa en un llano, el Llano de la Estrella, como se le conoce popularmente, por el que discurre un minúsculo arroyuelo también con el nombre de Estrella. Había aquí un pequeño castillo cristiano, posiblemente edificado entre la segunda mitad del siglo XIII y la primera mitad del XIV, del cual aún se conserva la torre del homenaje, que fue reutilizada como camarín de la ermita que se construyó más tarde, en el siglo XVI.
Según la leyenda, la Virgen fue encontrada por un labriego de nombre Juan, al parecer el mismo año en que las tropas cristianas toman estas tierras de Navas de San Juan, hecho que ocurre en torno a 1226. Tras un breve periodo en el que perteneció al concejo de Úbeda, el lugar de Las Navas será adscrito en 1285 a la villa de Santisteban del Puerto en calidad de aldea.    
Un documento de 1384 revela que "...en la Iglesia de Sancta María de la Estrella, término de Sant Estevan del Puerto se ayuntaron para departir los términos de la çibdat de Úbeda y de la dicha villa de Sant Estevan del Puerto...". Se deduce de lo cual que, si bien el santuario aún no había sido construido, alguna dependencia del castillo se había habilitado ya para estas fechas como casa de oración para la Virgen, presumiblemente el mismo torreón que hoy hace las veces de camarín.
A principios del siglo XVI, concretamente en el año 1502, se funda la Cofradía de Nuestra Señora de la Estrella, y en esta misma centuria se edifica el santuario. Es muy probable que se reutilizaran las mismas piedras del castillo, desmantelando éste para tal fin, y dejando sólo la torre del homenaje.
En 1892, ante el mal estado que presentaba el edificio, se inician los trabajos para su remodelación.


LA TORRE

Existió en esta explanada un castillo rural de pequeñas dimensiones, construido tiempo después de la conquista de estas tierras por Fernando III, ocupando ya una cómoda posición de retaguardia tras las plazas fuertes de Úbeda y Baeza. Subsiste del mismo únicamente esta torre, de planta cuadrada de 6,20 m. de lado y hecha de mampostería a hiladas regulares. Para su adecuación como camarín de la Virgen se cegaron vanos y saeteras antiguos y se abrieron dos ventanales de mayores dimensiones, uno en el lado Norte y otro en el lado Sur, para que aportaran luz al interior. Por otra parte, se suprimió el almenado de la terraza, colocando una cubierta a cuatro aguas con teja árabe.

Torre medieval del antiguo castillo del Llano de la Estrella, actual camarín de la Virgen
(foto: archivo propio)


EL SANTUARIO

El edificio, con ligera orientación NE-SO, tiene planta de salón, dividida en tres amplias naves separadas por arcos formeros de medio punto que apoyan sobre altos pilares de sección cuadrada con las esquinas achaflanadas. Se cubre con un artesonado en madera, de factura reciente (1999), que sustituye al original mudéjar que se hundió en el siglo XVIII. La cubierta al exterior es a dos aguas. A los pies se sitúa un pequeño coro. En la cabecera, un gran arco de medio punto abierto en el retablo mayor comunica el presbiterio con el camarín, ya en el interior de la torre medieval citada, cubierto con bóveda de media naranja sobre pechinas. Las pinturas al fresco que decoran el camarín son obra del artista malagueño Francisco Palma Burgos.

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Diversos aspectos del interior del santuario
(fotografías: archivo propio)

El exterior es muy sobrio, a base de mampostería. La fachada principal se sitúa en el lado Norte, lado del Evangelio. De forma apaisada, presenta cuatro grandes vanos de medio punto en la zona superior, perfectamente ordenados, mientras que la portada queda ligeramente descentrada. También ésta resulta sencilla, compuesta por arco de medio punto sobre impostas y jambas lisas de cantería. La fachada opuesta, en el lado Sur, reproduce el mismo esquema.
Existen dos espadañas. La más antigua, de 1781, se encuentra a nivel de suelo, sobre un podio de tres escalones en piedra, y tiene un curioso arco trilobulado y una pequeña campana. La principal corona la fachada Norte, está encalada y es de estilo sevillano, con un sólo vano para campana y jarrones decorando el conjunto. Data de los años cincuenta del siglo XX.
En la parte de la cabecera del templo, anexas al mismo y a la torre medieval se encuentran dos dependencias, una a cada lado de esta última. Se trata de la sacristía y de la casa de Hermandad, antigua casa del santero, que era nombrado por el Obispado de Jaén a propuesta de la Cofradía.
Más reciente en el tiempo es una pequeña edificación porticada adosada a los pies de la ermita, en el lado Oeste. Cumple la función de tienda de regalos y "estadales", típicas cintas bordadas a mano por mujeres del pueblo que se subastan en la romería.
El conjunto de torreón medieval y santuario fue declarado Bien de Interés Cultural con fecha 29 de Junio de 1985.
 
Pequeña espadaña adosada al templo que data de 1781, y cuyo "campanillo" es costumbre tocar por todo aquel devoto que se acerque al santuario a ver a la Virgen
(foto: archivo propio)

Torre medieval y casa de Hermandad
(foto: archivo propio)

LA ROMERÍA

En la amplia explanada que preside la ermita se dan cita los naveros cada primero de Mayo para celebrar una de las romerías más antiguas y multitudinarias de la Provincia de Jaén, sólo superada en número de peregrinos por la romería de la Virgen de la Cabeza en Andújar. Alrededor de 30.000 personas acuden cada año a la llamada de la Virgen de la Estrella, pues la devoción por la patrona de Navas de San Juan traspasa con mucho los límites municipales. Por ello, la romería fue declarada de Interés Turístico en el año 1984.
La imagen de la Virgen es procesionada en los aledaños de su santuario durante los dos días que dura la romería. Todo el Llano de la Estrella es un hervidero de gente que, en los tradicionales "hatos" o casetas, come y bebe, canta y baila en honor de Nuestra Señora. Es típico entonar los "mayos", cánticos dedicados a la Virgen al compás que marca la banda de música. Al atardecer del día 3 de Mayo la imagen es llevada al pueblo a hombros de sus devotos, donde permanecerá hasta el primer sábado de Septiembre, cuando es devuelta de nuevo a su ermita. 

Primer plano del rostro de Nuestra Señora de la Estrella, patrona de Navas de San Juan
(foto: archivo propio)



Bibliografía:


-Eslava Galán, Juan. Castillos y Atalayas del Reino de Jaén. 1990.
- VVAA. Jaén, Pueblos y Ciudades. Jaén, 1997.




Hermandad de Penitencia de los Apóstoles y Discípulos de Jesús. ALCALÁ LA REAL


San Simón, uno de los Apóstoles
(archivo propio)


HERMANDAD DE PENITENCIA DE LOS APÓSTOLES
Y DISCÍPULOS DE JESÚS


Gallardete de la Hemandad
Fundación: Siglo XVII como filial de la Cofradía del Dulce Nombre. 1990, Hermandad independiente.
Hábito: Túnicas moradas, manto estampado, careta y peluca de color oscuro. Judas Iscariote lleva manto rojo y peluca rubia.
Paso de misterio: mesa de pequeñas dimensiones con cálices y panecillos ázimos.
Salidas: Domingo de Ramos, Martes Santo y Viernes Santo por la mañana con los atributos de cada uno. Jueves Santo por la noche con la mesa eucarística. Viernes Santo por la noche con las tablillas del Credo. 

"Juíllas", el apóstol traidor, es el personaje más singular, no sólo de esta Hermandad,
sino posiblemente de toda la Semana Santa de Alcalá la Real
(foto: archivo propio) 


HISTORIA
 
El origen de esta Hermandad se remonta a 1664, cuando por primera vez se tiene noticia de la representación del paso de "los Apóstoles" y el paso de "la Cruz de los Discípulos" en la procesión del Viernes Santo por la mañana. Esta "cuadrilla" de los Apóstoles y Discípulos, encargada de la escenificación de estos pasos, era una filial de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús, aunque tuvieron estatutos de régimen interno ya en 1670. También estuvo ligada a las Cofradías de la Vera Cruz y la Oración en el Huerto. En el siglo XVIII se unen a la Hermandad los "Evangelistas", elaborando nuevos estatutos. Estos "pasos" formaban parte de la tradición barroca de la catequesis pública contrarreformista, orientada a hacer entendibles al público analfabeto los entresijos de la pasión, muerte y resurrección de Cristo mediante escenificaciones teatralizadas sencillas pero cargadas de significado, es decir, con un mensaje claro y directo.
Las leyes desamortizadoras de finales del siglo XVIII y principios del XIX traen consigo la desaparición de muchas Cofradías y Hermandades. Reorganizada la del Dulce Nombre de Jesús tras su momentánea supresión, todos los "gallardetes" y "pasos" pasan a ser cuadrillas filiales de aquélla, con una dependencia mayor que en épocas anteriores. Precisamente en los nuevos estatutos que aprueba la Cofradía matriz en el año 1808, se especifica que la "Cruz de los Discípulos" es un gallardete de Jesús.
En cuanto al paso de los "Apóstoles", no se sabe en qué fecha se comienza a procesionar la mesa eucarística, pero hay fotografías antiguas de finales del siglo XIX que testimonian ya la representación de este "paso" con la mesa.

Fotografía de finales del siglo XIX

En los últimos años de la II República y durante la Guerra civil, se interrumpen las procesiones. La Hermandad o cuadrilla de los Apóstoles y Discípulos se extingue, no teniendo lugar su reorganización hasta 1945, al amparo de la cuadrilla del Ecce Homo y Jesús en la Columna. Durante la segunda mitad del siglo XX, la vida de la cuadrilla será intermitente, extinguiéndose y reorganizándose en diferentes momentos, hasta que en el año 1983 la hermandad de los Apóstoles y Discípulos se recupera definitivamente para la Semana Santa de Alcalá la Real, coincidiendo con el auge de ésta después del declive de los años 70. Durante el último periodo de inactividad, la Mesa, Cruz, rostrillos y demás enseres de los Apóstoles estuvieron custodiados en la casa de Don José Lizana Quesada, el cual hace entrega de los mismos a Don José Matías Alcaide López, representante de la Agrupación de Cofradías, el 24 de Marzo del citado año. La cuadrilla, filial aún de la Cofradía del Dulce Nombre, sale en procesión la mañana del Viernes Santo de 1983. A partir de 1984 lo harán también el Jueves Santo por la noche. Por el mal estado de las pelucas, los Apóstoles saldrán los primeros años con pañuelos en la cabeza.
En 1990 se acuerda la independencia de la Cofradía matriz del Dulce Nombre, pasando a formar parte de la Agrupación de Cofradías. En este año se renueva la mesa eucarística y se les da un retoque a las caretas. En 1993 se realiza un reglamento de régimen interno y al año siguiente se elaboran los estatutos de la Hermandad, que son presentados en el Obispado, siendo rechazados, lo que no desanima en absoluto a sus componentes. En 1996 se convierten en grupo parroquial, con sede canónica en la Parroquia de Santo Domingo de Silos, Iglesia de Nuestra Señora de las Angustias.
Uno de los objetivos del grupo parroquial en los últimos años ha sido la recuperación del paso de los Discípulos y su Cruz. Por tal motivo es prestada a la Hermandad una Cruz en la Semana Santa de 1997, que saca tan sólo en esta ocasión, pues es donada finalmente por la familia que la custodiaba a la Cofradía del Dulce Nombre, que sigue procesionándola en la actualidad como Cruz-Guía. En 2008 es donada a la Hermandad una Cruz dorada que utilizarán los Discípulos en la estación de penitencia.
Después de años de repintes y retoques y dado el mal estado que presentaban las caretas o rostrillos de los Apóstoles, entre los años 2000 y 2001 se someten a restauración por parte de la licenciada en bellas artes Doña María José Montañés Garnica, sacando a la luz la policromía original. Además, se realiza también un duplicado exacto de cada una para preservarlas.  


LA HERMANDAD EN LA SEMANA SANTA

Los Apóstoles y Discípulos participan activamente en la Semana Santa, siempre acompañando a Jesús en el trance de su Pasión. El Domingo de Ramos entran con Él en Alcalá, entre hojas de palma y ramos de olivo. El Martes Santo acompañan al Maestro en su Oración en el huerto de los olivos. Aunque las jornadas más importantes son el Jueves y el Viernes Santo.
En la noche del Jueves Santo, en la Iglesia de las Angustias (Parroquia de Santo Domingo de Silos), sede canónica de este grupo parroquial, tienen lugar los Oficios, celebración de la Cena del Señor y Lavatorio de los pies, en una hermosa ceremonia en la que el sacerdote lava los pies a los doce Apóstoles, componentes de esta Hermandad. Terminada la eucaristía, se dirigen a la Iglesia de Consolación para iniciar la estación de penitencia junto con la Hermandad del Ecce Homo (procesión del gallardete y lámina de Jesús en la Columna) y la Hermandad del Señor de la Humildad y Nuestra Señora de los Dolores. 
Portan en dicha estación de penitencia una Mesa, verdadera titular de la Hermandad, con un cáliz, doce copas y doce panecillos. La mesa tiene el faldón frontal ricamente bordado en oro sobre terciopelo granate, y es llevada por cuatro de los Apóstoles. 
En la mañana del Viernes Santo desfilan portando cada uno el atributo que la tradición les ha atribuido históricamente, relacionados a veces con su martirio, a veces con algún aspecto de su vida:

San Pedro: la cruz invertida y las llaves.
San Juan: el cáliz.
Santiago el Mayor: la vara de peregrino.
Santiago el Menor: una maza.
San Andrés: la cruz aspada.
San Felipe: una cruz en forma de "T".
San Bartolomé: un cuchillo.
San Mateo: el Evangelio.
Santo Tomás: escuadra de arquitecto.
Simón el Zelote: una sierra.
San Judas Tadeo: una espada.
     
En la noche del Viernes Santo asisten a la procesión del Silencio con unas tablillas en las que se reproduce el Credo en doce fragmentos.

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Dos instantáneas de los Apóstoles en la procesión del Viernes Santo por la mañana
(foto: archivo propio)

  
LA PROCESIÓN DEL VIERNES SANTO POR LA MAÑANA

Los Apóstoles, en la procesión del Viernes Santo por la mañana, acompañan a su Maestro, Jesús el Nazareno, portando cada uno el atributo que lo caracteriza. Desfilan detrás de él, en orden y silencio, en un ejercicio simbólico de respaldar a Cristo en el drama de su pasión. Sorprende la seriedad en el deambular penitencial de los componentes de esta Hermandad. Más no todos los Apóstoles se comportan ceremoniosamente. Uno de ellos, el "malo", el traidor, anda de aquí para allá, a lo largo de todo el cortejo procesional, nervioso, contrariado. Es Judas Iscariote, "Juíllas" para los alcalaínos, posiblemente el personaje más singular e interesante, no sólo de esta Hermandad, sino muy probablemente de todos los que participan en los desfiles procesionales de la Semana Santa de Alcalá la Real.

¡"Juíllas", Iscariote,
tu papa y tu mama
te pegan con un garrote!
_________

¡"Juíllas",
que vendiste al Señor
por tres perrillas!

Así increpa la Jerusalén alcalaína al Apóstol traidor por la fechoría que ha cometido. Se trata de letrillas antiguas, que pasan de padres a hijos por tradición oral. -Díselo tú, hijo mío-, animan los padres a sus hijos cuando Juíllas pasa delante de ellos. Y los niños lo repiten, y se ríen... Y está bien, porque desde pequeños aprenden que la deslealtad y la traición, la infidelidad y la envidia son contravalores, y por tanto, execrables. Catequesis en la calle, que decíamos antes.
Judas Iscariote viste de manera diferente a sus compañeros. Aunque lleva túnica morada como los demás (morado, símbolo de penitencia), sin embargo su manto es rojo, de un rojo intenso, que lo señala y lo distingue. ¿Acaso símbolo de la sangre que por su culpa va a derramar el Hijo de Dios? Es muy probable.
"Juíllas" es el miembro más activo de la corporación. No sólo por sus continuas idas y venidas por toda la procesión, sino porque participa e interacciona en diferentes "pasos" junto a personajes de otras cofradías.
El paso de la "Venta" se produce con el capitán de los sayones. Judas acude en numerosas ocasiones a entrevistarse con el capitán para tratar la venta de Jesús, pero aquél le rechaza, arremetiendo contra él y espetándole cómo puede ser tan ruín al querer cometer tal fechoría. Judas se torna suplicante y finalmente consigue su objetivo. Se pasea orgulloso con la bolsa de monedas en la mano. Todo el mundo le da la espalda y le increpa. También sus compañeros, el resto de los Apóstoles, hacen el gesto de mirar para otro lado avergonzados cuando pasa junto a ellos.

Paso de la "Venta"
(foto: archivo propio)


El capitán de los sayones, de la Cofradía del Ecce Homo, 
rechaza a Judas en sus intentos por vender a Jesús
(foto: archivo propio)

Los remordimientos atormentan su alma. El paso del "Arrepentimiento" es la culminación de la estación de penitencia. Judas intenta solucionar el asunto con el capitán, pero ya es tarde, y éste le dice que no hay vuelta atrás, que cargue con su culpa. Delante de la Iglesia de Consolación está Jesús Nazareno, ante el cual Judas arroja al suelo la bolsa con las treinta monedas. Sólo hay un único camino, el suicidio. Y Judas Iscariote, el "Juíllas", desaparece de la escena. Antaño el suicidio tenía lugar en las inmediaciones de la desparecida Iglesia del Rosario. 


(Vaya dedicado este artículo al joven Raúl Israel López Zafra, Hermano Mayor de la Hermandad de los Apóstoles, por el gran interés mostrado y la valiosa información proporcionada, y a toda la corporación en general, para que sigan trabajando en pos de mantener vivas estas impresionantes tradiciones)
Muchas Gracias

 

Bibliografía:

- López Zafra, Raúl Israel. "Del paso de los Apóstoles a la Hermandad de Penitencia de los Apóstoles y Discípulos de Jesús. Historia de la reorganización de una de las hermandades más singulares de Alcalá la Real". II Congreso sobre Alcalá la Real. 2012. 
- Siles Reyna, Miguel. Las Hermandades de Alcalá la Real. En Jaén y su Semana Santa. Tomo II. 1992.

Enlaces:

- Tertulia Cofrade Nazareno del Arrabal