Del Jaén perdido... Nazarenus Jiennensis. Nuestro Padre Jesús Nazareno de LINARES


Nuestro Padre Jesús Nazareno en la Iglesia de San Francisco.
Fotografía tomada en el año 1890.


BREVE HISTORIA DE LA COFRADÍA

Mientras en otras villas y lugares de la actual Provincia de Jaén la fundación de Cofradías para dar culto a Jesús Nazareno surgieron en el seno de Conventos de la Orden Carmelita, en el caso de Linares será en el Convento de San Francisco de Asís, fundado en 1554, donde tenga lugar el alumbramiento de la Cofradía llamada "de Santa Elena". Esta advocación hacía referencia a la emperatriz Elena, madre de Constantino, que mandó excavar en Jerusalén, en el lugar del Gólgota donde había sido crucificado Jesucristo, para encontrar la "Vera Cruz" o Verdadera Cruz, como así dice la leyenda que sucedió (véase el anterior artículo de esta sección: El Nazareno de Mancha Real). De ahí que, con populares denominaciones como "de las Cruces" o "de los Nazarenos", se les conociera también a estas cofradías instituidas para dar culto a Jesús con la cruz a cuestas.
La Cofradía linarense surgió en fecha indeterminada en la segunda mitad del siglo XVI, es decir, entre la fundación del convento franciscano en 1554 y 1601, año del que datan sus primeros estatutos, siendo obispo de Jaén Don Sancho Dávila y Toledo.
El siglo XVIII será de especial esplendor para la cofradía, convirtiéndose ya entonces en la más popular de Linares y llegándose incluso a realizar pujas entre los hermanos para sacar la imagen, como demuestra un documento de 1754.
En el año 1772 ingresa en la Cofradía el Ilustre Intendente Don Pablo Antonio José de Olavide, fundador de las Colonias de Sierra Morena, el cual propuso el nombramiento de Hermano Mayor Honorario al entonces príncipe Don Carlos de Borbón, futuro rey Carlos IV, quien en agradecimiento le concedió a la Cofradía el título de "Real".
Al año siguiente, en 1773, se reforman los estatutos, que de nuevo serán renovados en julio de 1909, fecha en la que la cofradía cambia su nombre por el "Cofradía de Nuestro Padre y Redentor Jesús Nazareno".

LA ANTIGUA IMAGEN DEL NAZARENO Y LOS ACONTECIMIENTOS QUE LLEVARON A SU DESAPACIÓN

La ola de anticlericalismo que inunda España en las fechas previas a la proclamación de la II República el 14 de Abril de 1931, afecta sin duda a las cofradías linarenses. Especial mención merecen los acontecimientos vividos el Viernes Santo, 3 de Abril de dicho año, en que la imagen del Nazareno es la única en salir en procesión gracias al celo del pueblo linarense, que exige al alcalde de la ciudad la celebración del acontecimiento, presidiendo él mismo el cortejo. Para más seguridad, un grupo de cuarenta o cincuenta personas de etnia gitana rodearon el trono del Nazareno en todo el recorrido, sustituyendo los cirios por garrotes. Curiosamente, la misma situación descrita vuelve a tener lugar en la Semana Santa de 1933, ya que en el año anterior, en 1932, no sale ninguna procesión a la calle. Tampoco en 1934 y siguientes, hasta llegar a la fatídica fecha de 1936 en que estalla la Guerra Civil.
La fotografía que ilustra la cabecera del artículo es bastante antigua, data del año 1890 y nos muestra la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno en su templo de San Francisco. Posiblemente no sea la original que tuviera en sus inicios la cofradía, pues esta talla tiene rasgos barrocos y por sus rasgos estilísticos se puede atribuir a algún escultor de la escuela granadina del XVII. De gran porte y mirada perdida hacia el suelo, la elegante talla viste una magnífica túnica de terciopelo morado bordada en oro, y se complementa con peluca de pelo natural y corona de espinas en plata trenzada. Fue destruida, al igual que la titular mariana de la cofradía, Nuestra Señora del Mayor Dolor, durante la Guerra Civil. La Iglesia de San Francisco, por encontrarse junto al edificio de Correos y Telégrafos, no fue incendiada, pero todos sus altares e imágenes son sacadas a la plaza y quemadas en una pira. Sólo quedó la cruz del Nazareno.
Tras la contienda, en 1940, la cofradía encarga una nueva talla de Jesús Nazareno al escultor cordobés Juan Martínez Cerrillo. Hubo dos corrientes en la sustitución de las obras perdidas. Por un lado estaban las cofradías que pidieron a los escultores la realización de tallas que se parecieran a las destruidas. Por otro lado, y quizás con el ánimo de olvidar el triste pasado inmediato, otras cofradías dieron carta blanca a los artistas, resultando imágenes que poco o nada tenían que ver con las de antaño. El nuevo Nazareno para Linares habría que incluirlo en las imágenes del primer grupo, realizando Cerrillo una obra muy cercana a la desaparecida en la guerra. Finalmente esta imagen sería donada a la Parroquia de la Inmaculada de la Estación Linares-Baeza, constituyéndose en torno a la misma una cofradía. El escultor cántabro Víctor de los Ríos sería el encargado de realizar una nueva talla del Nazareno para Linares en 1960.

Junta directiva de la Cofradía junto a la imagen del Nazareno.
Fotografía de finales del siglo XIX


NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO Y LINARES

El Nazareno y Linares suponen un complejo tándem de profundas raíces folclóricas, históricas y sociales. Es la devoción más arraigada en el pueblo, que lo venera con Fe inquebrantable desde hace casi cinco siglos, desde que los frailes franciscanos alentaran el fervor por Jesús con la Cruz a cuestas. Ya desde el siglo XVI se celebraba el llamado "Sermón de los Nazarenos", un simulacro relacionado con el episodio de la Sentencia a Cristo, que protagonizaban los propios frailes y algunos vecinos. Tras la representación, tenía lugar la procesión a la que acudían los hermanos con túnica, corona de espinas y cruz de madera al hombro. Desde tiempo inmemorial también se procedía a cunducir la imagen hasta el antiguo ejido de San Sebastián -zona en la que actualmente se levanta la iglesia de San Agustín-, donde por la mañana Jesús Nazareno bendecía con su brazo articulado y por tres veces campos y personas en un momento de íntimo recogimiento y respeto. Esta ceremonia continúa celebrándose en la actualidad, aunque el escenario se ha cambiado por la Glorieta de América, al final del Paseo de Linarejos.
En cualquier caso, antes y ahora, la multitud se agolpa ante Cristo Nazareno, Linares entero baja la cabeza, reza, llora, aclama a su imagen predilecta. Desde que aparece por la puerta de San Francisco entre las sombras de la madrugada hasta que regresa a su casa en el mediodía del Viernes Santo, una marea humana devota acompaña, cual Cirineo, al Señor de Linares.
Precisamente en los años de la II República que referíamos anteriormente, años de ausencia de las queridas imágenes de pasión por las calles linarenses, el diario "La Unión", en 1934, hacía una melancólica semblaza de la Semana Santa de la ciudad. De la Cofradía del Nazareno se podía leer: "Cuenta con mayor número de devotos que otras imágenes, prueba evidente de ello es que desde las cinco de la mañana hasta las doce dura el desfile por las calles. En la de Tetuán resulta imposible detenerse para presenciar el desfile sin disponerse a permancer apretujado por los millares de personas".

Nuestro Padre Jesús Nazareno impartiendo la bendición
en el Ejido de San Sebastián. Año 1890.
  
Bibliografía:

- Jiménez Delgado, Francisco. Del Jaén Perdido. Jaén, 2007.
- VVAA. La Semana Santa en el Recuerdo. Diario Jaén, Caja Sur.
- VVAA. Ser Cofrade I. Jaén, 2003.
- VVAA. Ser Cofrad II. Jaén, 2004.



    

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