Iglesias de Jaén. Iglesia de La Encarnación de BAILÉN


Fachada principal (meridional) de la Iglesia de La Encarnación de Bailén
(foto: archivo propio)

UN POCO DE HISTORIA

La primera referencia histórica de la Iglesia de La Encarnación de Bailén (hasta el momento) data del año 1504. Aparece en la obra "Catálogo de los Obispos de las Iglesias Catedrales de Jaén y Anales Eclesiásticos de este Obispado" (1654), escrita por el clérigo y cronista Don Martín Ximena Jurado, natural de Villanueva de Andújar -hoy de la Reina-. Dice así: "En el año de 1504 a 16 de Noviembre consta, que ya se avía trasladado en Bailén la Iglesia Parroquial de San Andrés, que está dentro de su Fortaleza, a otro templo de grande, y suntuoso edificio, que se edificó en la Villa con Título de La Encarnación, porque en este día se juntaron en ella a campana tañida Rodrigo de Narváez, Alcayde, y Alcalde Major, los Alcaldes, Regidores, y Vezinos, a otorgar Poder para el Compromiso que hizieron con el Rey Católico Don Fernando, como Iuez Árbitrto en los Pleitos que tenían con Baeça" (en lo que al pleito se refiere, la ciudad de Baeza reclamaba unos terrenos en la linde con Bailén, conflicto que resuelve el Rey Fernando el Católico en 1505 obligando a los vecinos de Bailén a pagar a la ciudad de Baeza un censo anual en trigo).
Se deduce, por tanto, que la iglesia estaba ya construida para esta fecha y que el traslado de la titularidad parroquial desde la antigua iglesia de San Andrés y Santa Gertrudis, situada en el interior del desaparecido castillo de Bailén, a ésta de La Encarnación debió de producirse en los años finales del siglo XV o primeros del XVI.
Efectivamente, la Iglesia de La Encarnación de Bailén debió construirse en su mayor parte en el último tercio del siglo XV, haciendo gala de un estilo gótico tardío visible en su estructura y en los remates flamígeros de sus portadas septentrional y occidental -especialmente la primera-.
Hacia la mitad de los años treinta del siglo XVI trabaja en la cabecera del templo Domingo de Tolosa, vecino de Bailén, y colaborador en ocasiones del maestro Francisco del Castillo "el Viejo". Es evidente el cambio de lenguaje entre las bóvedas de terceletes del cuerpo de la iglesia y el medio cañón con casetones empleado en la capilla mayor. En el siglo XVI son también ejecutadas en el lado del Evangelio la capilla del Cristo de la Expiración -de 1562 según consta en una inscripción en el muro exterior- y la sacristía, seguramente por las mismas fechas.
El último elemento arquitectónico de la iglesia habría de ser la bella portada meridional, de estilo barroco.
En el año 1936, en el contexto del comienzo de la guerra civil española, la parroquia sufre el saqueo que comportó la destrucción de su rico patrimonio artístico: el retablo mayor, las imágenes -entre ellas la de la Virgen de Zocueca, Patrona de Bailén- y los órganos. El archivo parroquial fue incendiado y las campanas, fundidas un año más tarde para munición.
Fue declarado Bién de Interés Cultural con la categoría de Monumento en 1985.


LA IGLESIA DE LA ENCARNACIÓN. ELEMENTOS ESTRUCTURALES.

El edificio está realizado en sillería regular de piedra arenisca de color rojizo por su alto contenido ferroso, típica de la zona. Se encuentra exento, con una disposición NE-SO, rodeado por una lonja que queda sobreelevada por los lados occidental y meridional (Calles Nueva e Iglesia) debido a un ligero desnivel del terreno. Posee planta basilical dividida en tres naves de similar altura, siendo no obstante la central más ancha. Cada nave se divide a su vez en cinco tramos (quince en total) cubiertos con bóvedas góticas de crucería nervadas con diseños diferentes en la mayoría de los casos. Separan las naves recios pilares cruciformes donde apoyan las bóvedas.
La cabecera es plana. La capilla mayor se cubre con medio cañón estrecho decorado con casetones con relieves. En la misma cabecera, lado del Evangelio, se abre una pequeña capilla-hornacina absidal con arco apuntado bajo la advocación de la Virgen del Rosario con un interesante fresco, del año 1599. 
En el lado del Evangelio, junto a la cabecera, se encuentra la sacristía, espacio rectangular cubierto con bóveda de cañón con lunetos. Tuvo en el exterior una espadaña con campana que fue suprimida en los años 60 del siglo XX. Anexa a la sacristía se abre, en el segundo tramo de bóveda, la capilla del Cristo de la Expiración, renacentista, a la que se accede a través de un arco de medio punto con tondos en las enjutas y se cubre con bóveda de cañón. Fue acondicionada tras la guerra por la familia Barreda y cuenta en el lateral izquierdo con un escudo del Obispo Don Félix Romero Mengíbar (1954-1970).
En el lado de la Epístola, en la cabecera del templo, hubo también una sacristía menor, cuya puerta que comunicaba con el presbiterio fue tapiada y aún es visible en la Calle García Lorca. En este lado del templo se abren dos capillas: la de San José, más cercana a la cabecera (segundo tramo de bóveda), y la de la Virgen del Carmen (cuarto tramo).

Vista del templo desde los pies
(foto: archivo propio)

Capilla absidal de la Virgen del Rosario con la pintura al fresco que la decora.
Preside la Capilla la talla barroca de San Dimas.
(foto: archivo propio)

Capilla del Santísimo Cristo de la Expiración
(foto: archivo propio)

El exterior presenta contrafuertes de remates cónicos, cubriéndose el edificio con tejado a dos aguas. Existen tres portadas: septentrional, occidental y meridional.
La portada situada en la fachada norte (lado del Evangelio), llamada de San Antonio por la imagen que la presidía -hoy desparecida-, es del llamado estilo gótico tardío o flamígero y presenta arco adintelado ligeramente abocinado, apoyando cada una de sus arquivoltas en un delgado baquetón. Queda enmarcada la puerta por dos pilastras góticas estilizadas de cuya parte superior arranca una moldura trilobulada que abarca la portada. En el interior de la moldura se desarrollan otros adornos igualmente lobulados.
La puerta occidental, llamada popularmente "del Obispo", se corresponde con los pies del templo. Se accedía a ella mediante escalinata que arrancaba desde la calle Nueva. Hoy, como se ha dicho, existe una lonja sobreelevada y no existe acceso directo por dicha calle. Esta puerta, también de estilo gótico, es la más sencilla de las tres.

Fachada septentrional del templo. Portada de San Antonio.
 A la izquierda, capilla del Cristo de la Expiración. Sobre ella, ventanal gótico.
(foto: archivo propio)

Puerta septentrional o de "San Antonio"
(foto: archivo propio)

Puerta occidental o "del Obispo"
(foto: archivo propio)

La portada-retablo de la fachada Sur -lado de la Epístola- es la principal y está dedicada a La Encarnación. Se trata de una grandiosa obra barroca. Cobijada bajo un gran arco de medio punto presenta dos cuerpos. En el inferior se abre la puerta con arco de medio punto con dovelas cajeadas y clave resaltada con un relieve decorativo. En las enjutas del arco aparecen figuras alegóricas recostadas de la Fe y la Esperanza. Flanquean la puerta pares de columnas corintias retranqueadas entre sí, sobre plintos, que sostienen un entablamento con retranqueo igualmente, en el que destaca el friso decorado con cabezas de querubines entre guirnaldas.
En el segundo cuerpo se abre un gran arco de medio punto a modo de frontón cuyo tímpano se halla decorado con relieves del tetramorfos o los cuatro Evangelistas con sus respectivos símbolos: Mateo (ángel), Marcos (león), Lucas (toro) y Juan (águila). Preside una primorosa y delicada imagen de la Virgen con el Niño en brazos sobre querubines. En los extremos, sobre la cornisa, imágenes de bulto redondo de la Virgen María, a la izquierda, y el Arcángel San Gabriel, a la derecha, en clara alusión a los momentos de la Anunciación y Encarnación del Hijo de Dios. En el extradós del gran arco aparecen aglutinados, sobre telón pétreo -lo que le confiere una gran teatralidad a la portada-, otros relieves de interés. De un tondo en la zona superior sobresale la efigie de Dios Padre sobre querubines. A ambos lados, sendas figuras de lo que parecen ser alegorías del Día y la Noche (o el Ocaso y la Aurora) y ángeles portando los instrumentos de la pasión.
La presencia en la clave del arco superior de la portada del escudo del Obispo de Jaén Don Francisco Delgado López (1566-1576) resulta, cuanto menos, extraña, dado el lenguaje de pleno barroco que exhibe esta obra (véanse los efectos de claroscuros, por ejemplo), la cual, en ningún caso, podríamos fechar antes del 1600.

Portada meridional o de "La Encarnación"
(foto: archivo propio)

Cuerpo superior de la portada. En el centro, Virgen con el Niño.
(foto: archivo propio)

En los pies, esquina suroeste del templo, se levanta la torre campanario, de dos cuerpos. El inferior, mucho más ancho y de mayor altura, tiene planta octogonal (típico en la comarca -Baños de la Encina, Linares-) y descansa sobre un recio basamento. Existen pocas concesiones a la decoración, si exceptuamos los pináculos que rematan el basamento en la transición entre aquél y el cuerpo de la torre. Predomina el macizo sobre el vano. Este primer cuerpo culmina en un balcón con antepecho de piedra decorado con relieves y apoyado sobre ménsulas. El segundo cuerpo, más reducido, es de planta cuadrada. Alberga un vano en cada cara para campanas y se remata con chapitel decorado con motivos vegetales góticos.
En el cuerpo exterior de la sacristía, en el ángulo nordeste del templo, existe un balcón renacentista en esquina que fue tapiado posteriormente. Responde a una tipología propia del renacimiento de la zona de La Loma, especialmente de las ciudades de Úbeda y Baeza. Muy cerca del mismo, sobre una ventana, podemos contemplar un pequeño relieve renacentista que representa la Justicia en actitud recostada, portando la espada y la balanza. 
Otros elementos de interés en el exterior son un par de ventanales góticos, uno -más pequeño- situado en la fachada meridional junto a la torre campanario y otro -de grandes dimensiones- en la fachada septentrional junto a la cabecera.


Balcón renacentista en esquina (tapiado).
(foto: archivo propio)

Relieve de la Justicia
(foto: archivo propio)

EL PATRIMONIO ARTÍSTICO DE LA ENCARNACIÓN

El espacio que concentra una mayor riqueza patrimonial en la iglesia de La Encarnación es la pequeña capilla absidal de la Virgen del Rosario. Existe una fecha inscrita, año de 1599, al que posiblemente pertenezca el fresco que la decora, donde aparece representada en el centro la Virgen con el Niño rodeada de miembros del clero regular de la Orden de Santo Domingo (frailes a su derecha, monjas a su izquierda), además de otras escenas de la vida de la Virgen en pequeño formato. Preside la capilla la joya escultórica de la parroquia, una soberbia talla del siglo XVIII en madera policromada de San Dimas (Buen Ladrón) representado en la gloria de su resurrección, atribuida al escultor toledano Juan Pascual de Mena (más información sobre esta escultura en el artículo de este blog: San Dimas: una escultura barroca en la Iglesia de La Encarnación de Bailén).

Fresco de 1599. Capilla absidal de Nuestra Señora del Rosario
(foto: archivo propio)

El testero de la capilla mayor se cubre con un retablo de grandes dimensiones proyectado en los años 60 e inaugurado en 1972, cuyo estilo podríamos enmarcar en la grandilocuente escultura religiosa de la corriente cultural nacional-católica propia del franquismo. Es obra del escultor catalán Francisco de Paula Carulla i Serra y tiene como tema central La Encarnación. Sustituye al antiguo retablo mayor obra de Sebastián de Solís de finales del siglo XVI o principios del XVII que fue destruido en la guerra civil española.

Retablo contemporáneo de Carulla i Serra en la Capilla Mayor
(foto: archivo propio)

En el lado de la Epístola se encuentra, junto a la cabecera, el retablo de Nuestra Señora de Zocueca, patrona de Bailén, al que acompañan dos magníficos medallones barrocos tallados en madera de nogal con pinturas de la escuela granadina del siglo XVIII representando a San Antonio y San Miguel. El retablo es una obra neobrarroca del año 2006 de los talleres de Santiago Lara de Socuéllamos. Posee unas pinturas al óleo del artista valenciano José Antonio Espinar. Se remata con una impresionante escultura de tamaño natural de Cristo Resucitado obra del imaginero cordobés José Antonio Cabello Montilla. La imagen de la patrona, que preside el retablo, es obra de 1954 del escultor valenciano José María Alcácer Guzmán, quien se inspiró en la antigua talla destruida en la guerra civil. Porta la imagen la Gran Cruz de la Orden de San Fernando, entre otras condecoraciones que fueron donadas en 1823 por el General Castaños, que llevó a la victoria a las tropas españolas en la batalla de Bailén.

Retablo de Nuestra Señora de Zocueca, que preside la imagen de la patrona de Bailén
(foto: archivo propio)

Mausoleo en mármol del General Castaños
(foto: archivo propio)

Precisamente los restos mortales de este héroe de la Guerra de Independencia descansan en la parroquia de Bailén desde el año 1963 en que fueron trasladados solemnemente desde el Panteón de Hombres Ilustres de Madrid, junto con el mausoleo original en mármol. El mausoleo se sitúa junto al retablo de la Virgen de Zocueca, de la que Castaños era muy devoto.
En la Capilla del Cristo de la Expiración, tanto la talla del crucificado como el retablo que preside son obra del escultor malagueño Francisco Palma Burgos.
En la sacristía existe una espléndida cajonera, de corte plateresco, con el escudo del Obispo de Jaén Don Diego Tavera (mediados del siglo XVI). La sacristía guarda también una muy interesante colección de piezas de orfebrería datadas entre los siglos XVI y XX. Destaca especialmente una custodia tipo "sol" de finales del siglo XVII del orfebre Juan de Morales.



Bibliografía:

- Linares Lucena, Francisco Antonio. La Iglesia bailenense de La Encarnación (siglo XVI). 2014.
- VVAA. Guía Artística de Jaén y su Provincia. Sevilla, 2005.


 

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