Iglesias de Jaén. Iglesia de la Inmaculada Concepción de LOPERA


Fachada principal y torre campanario de la Iglesia de la Inmaculada Concepción de Lopera
(foto: archivo propio)

Lindando con la vecina Provincia de Córdoba, enclavada en plena Campiña jiennense, la localidad de Lopera se muestra al visitante orgullosa de su bien conservado patrimonio monumental. Su edificio más emblemático es el Castillo que la Orden de Calatrava levantara aquí entre la segunda mitad del siglo XIII y mediados del siglo XVI. Pero no le anda a la zaga el otro bien inmueble de importancia que posee la villa: la Iglesia parroquial de la Inmaculada Concepción, un templo de finales del siglo XV y comienzos del XVI que supone un magnífico ejemplo de la arquitectura tardogótica que los calatravos edificaron en diferentes lugares de sus extensos dominios.
Mi agradecimiento a Don José Ángel Ruiz, Secretario del Juzgado de Paz de Lopera y desde hace muchos años Sacristán de la Parroquia de la Inmaculada, que accedió con gusto a abrir el templo en exclusiva para que tomara unas fotografías.

UN POCO DE HISTORIA


Fueron los calatravos los que impulsaron las obras de este singular templo gótico de finales del siglo XV y comienzos del XVI.
La villa de Lopera es cedida por Fernando III a la Orden de Calatrava tras su conquista a los musulmanes en el año 1242, constituyéndose la Encomienda de Lopera. Los cristianos edificaron  un castillo o casa fuerte a la que incorporaron una iglesia, siendo ésta el germen de la parroquia de Lopera hasta la construcción de un nuevo templo en las fechas indicadas. La finalización de las obras de la nueva iglesia -situada a escasos metros del castillo- en las primeras décadas de la centuria, y el consecuente traslado de la parroquia, hizo desaparecer probablemente la antigua iglesia coincidiendo con las obras de remodelación del castillo para su conversión en residencia palaciega. No obstante, en 1535 el Comendador Juan Pacheco y Torres manda acondicionar la planta baja de la antigua torre del homenaje o de Santa María como oratorio, para que en ella hubiese culto. Es el momento en que también se añade una airosa espadaña en lo alto de dicha torre para albergar campanas, realizada en piedra y ladrillo y con el vano central apuntado. La capilla se conserva, aunque ha sido profundamente remodelada en diferentes reformas. La espadaña fue derribada en 1956.

Castillo de Lopera.
Torre del homenaje o de Santa María (oriental) coronada por la espadaña. 1913
(Catálogo monumental de la Provincia de Jaén. Enrique Romero de Torres)

Vista de la Iglesia de la Inmaculada Concepción de Lopera desde el Castillo Calatravo
(foto: archivo propio)

La nueva iglesia estuvo bajo la advocación de Santa María hasta la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen bajo el Pontificado de Pío IX el 8 de Diciembre de 1854, tras lo cual la parroquia cambiará su nombre.
En la guerra civil española se quemaron la mayoría de las imágenes, se destruyó el órgano y la techumbre del templo se vio afectada.
A principios de los años 40, tras la guerra civil, la iglesia fue restaurada por la Dirección General de Regiones Devastadas (dependiente del Ministerio de Gobernación), especialmente la maltrecha techumbre. También en estos momentos se acomenten las obras de construcción la casa rectoral situada anexa al templo, en la trasera del mismo.

LA IGLESIA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN

Orientada en dirección Este-Oeste, preside uno de los ángulos de la Plaza de la Constitución de la villa de Lopera, espacio urbano en torno al cual se concentra la riqueza monumental de la localidad (Castillo-Iglesia-Ayuntamiento).
El templo es de planta rectangular o basilical dividida en tres naves -más ancha y ligeramente más alta la central-, separadas entre sí por gruesos pilares cilíndricos que sostienen bóvedas ojivales de múltiples nervios con formas florales y estrelladas. La nave central posee cinco tramos de bóveda -incluida la de la capilla mayor-, y cuatro las laterales.

Vista del interior del templo
(foto: archivo propio)

Bóveda de terceletes de la capilla mayor con motivo floral
(foto: archivo propio)

La capilla mayor, de testero plano, es un espacio cuadrado cubierto con bóveda de terceletes y presidido por un retablo en madera de estilo neoclásico de finales del siglo XVIII. Aunque la verdadera obra retablística del templo es un magnífico sepulcro en piedra, de estilo plateresco y grandes dimensiones, en el lateral izquierdo del presbiterio, que comentaremos más adelante.
A las naves laterales se adosan una serie de capillas. En el lado del Evangelio se sitúan la capilla del Cristo de la Vera Cruz, a la que se accede a través de arco apuntado con una reja de 1857 costeada por Don Diego García y Doña Isabel Gómez, y la capilla bautismal. Esta última se construyó en 1742 en la zona de los pies del templo. Realizada en ladrillo y yeso, es de pequeñas dimensiones y se cubre con media naranja sobre pechinas. Se cierra mediante una reja de 1886 costeada por el vecino de Lopera Don Antonio Morales Sevilla.
En el lado de la Epístola se abre una capilla-hornacina, llamada de Hernán Martínez de Bujalance, que contiene el retablo de San Antonio. Se accede a ella mediante arco apuntado y se encuentra justo enfrente de la del Cristo de la Vera Cruz.
Junto al presbiterio, lado del Evangelio, se halla la sacristía-museo, espacio rectangular de cubierta adintelada atravesada por una viga de madera de grandes dimensiones apoyada en ménsulas de barroca decoración.
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En el exterior, se aprecia volumétricamente la diferencia de altura entre la nave central y las laterales. Predomina en el edificio la línea horizontal. Los paramentos se encuentran encalados, siendo únicamente visible la piedra -de tipo arenisca y cortada en sillares regulares- en las portadas, la totalidad de la torre campanario, contrafuertes y el enmarque de los escasos vanos.
El templo posee tres portadas. La principal, en la fachada Oeste, es conocida como la "Triunfanta". Flanqueada por dos recios contrafuertes, se accede a ella por escalinata. Posee dos cuerpos. En el inferior se abre la puerta con arco trilobulado abarcado por uno mayor de medio punto y sobre éste otro de tipo conopial. En el segundo cuerpo se abren dos galerías superpuestas de arquillos ciegos conopiales. Presiden el espacio una imagen en el centro de la Virgen María con el Niño en brazos, y a los lados imágenes de San Pedro y San Juan, todas bajo doseletes calados. Se remata este segundo cuerpo con cornisa a modo de tejadillo y un óculo. Flanquean la portada dos alargados pináculos que se estrechan en altura. La decoración es típicamente flamígera, aunque contenida, destacando los elementos vegetales (frondas y cardinas) y el encintado entre los arcos.

Portada principal, llamada "Triunfanta". Fachada Oeste.
(foto: archivo propio)

Las otras dos portadas son más sencillas, pertencientes también al gótico flamígero. La meridional, llamada "Infanta", se sitúa junto a uno de los contrafuertes laterales. La puerta se abre con arco carpanel, al que abarca otro del mismo tipo apoyado sobre finos baquetones y sobre éste un arco lobulado conopial. Remata el conopio un elemento vegetal calado. Las dovelas del arco se decoran con pequeñas rosetas. Flanquean la portada dos pináculos con haces de columnillas. Se trata de la puerta por la que tradicionalmente entraban los hombres a la iglesia.
La portada septentrional o "Veneranta" es aún más simple que la anterior. Se compone de arco carpanel enmarcado por un alfiz, apoyado este último en delgados baquetones con capiteles calados. La puerta es abarcada por un arco de medio punto rebajado, de nuevo enmarcado por alfiz en este caso apoyado sobre ménsulas caladas.  

Portada lateral en la fachada Sur, denominada "Infanta"
(foto: archivo propio)

Portada lateral en la fachada Norte, denominada "Veneranta"
(foto: archivo propio)

La torre campanario se sitúa a los pies del templo, lado de la Epístola. Sobre un macizo basamento de planta cuadrada, se eleva un estilizado cuerpo ochavado que, tras una pronunciada cornisa, da paso al cuerpo de campanas, en este caso circular, en el que se abren cuatro huecos con arcos de medio punto. Se remata el conjunto con un chapitel octogonal acusadamente apuntado compuesto de tejas de cerámica vidriada en colores blanco y azul.

Primer plano de la torre campanario de la Iglesia de Lopera
(foto: archivo propio)

PATRIMONIO ARTÍSTICO

El patrimonio artístico que atesora la parroquia de la Inmcaculada de Lopera es abundante y muy interesante.
En primer lugar hay que resaltar el conjunto de retablos del templo, neoclásicos, del siglo XVIII. El de la Virgen del Carmen, en la nave del Evangelio, posee un lienzo en el ático con la representación del Ángel de la Guarda. En la nave de la Epístola se encuentra el del Sagrado Corazón, de idéntica estructura que el anterior, con un pequeño camarín barroco anexo de planta mixtilínea decorado con elementos vegetales carnosos. En esta misma nave, presidiendo una capilla-hornacina, se halla el retablo de San Antonio, proto-rococó, con la imagen titular del siglo XVII salvada de la quema durante la guerra civil y un lienzo en el ático de nuestra Señora del Carmen o de Ánimas atribuido al artista granadino José de Risueño o su taller (finales del siglo XVII o principios del XVIII). 
El retablo mayor, diseñado en 1796 por el iliturgitano Juan de Mata Martínez, perdió sus imágenes originales en la guerra civil. Presenta un primer cuerpo dividio en tres calles separadas por columnas. En la central, bajo arco de medio punto se sitúa la imagen de la titular del templo, la Inmaculada Concepción. El cuerpo superior, más estrecho, está rematado por frontón triangular y contiene un lienzo de Nuestra Señora con el Niño en brazos.

Presbiterio y retablo mayor
(foto: archivo propio)

En la capilla mayor se encuentra una auténtica joya de la escultura funeraria renacentista en Andalucía: el sepulcro de Doña Marina Fernández de Torres. Se trata de la madre del Comendador de Lopera y Castilsera, Don Juan Pacheco y Torres, la cual falleció en 1547. El sepulcro está concebido a modo de retablo pétreo, en estilo plateresco, estructurado en dos cuerpos. En el primero, enmarcado por columnas de orden corintio, se abre un arcosolio con la imagen yacente de la difunta y sobre ella un relieve de San Juan Bautista con el Cordero Místico. En el segundo cuerpo, flanqueado por imágenes alegóricas de la Templanza y la Prudencia, el escudo de armas de los Pacheco. Una profusa decoración completa el monumento, obra de 1554 atribuido al escultor jiennense Juan de Reolid.

Monumento funerario de Doña Marina Fernández de Torres.
Presbiterio de la Iglesia de la Inmaculada de Lopera
(foto: achivo propio)

Pila de mármol negro en la capilla bautismal
(foto: archivo propio)

Púlpito de la Purísima
(foto: archivo propio)
 
En la capilla bautismal se conserva una pila, en mármol negro de Cabra, que data del siglo XVIII.
Junto al pilar cilíndrico previo al presbiterio, lado del Evangelio, podemos contemplar un hermoso púlpito, llamado de la Purísima, realizado en forja de hierro y cubierto con un tornavoz barroco en madera dorada decorado con una pintura en la que se representa al Espíritu Santo en forma de paloma.
Finalizamos nuestro recorrido por el patrimonio de la parroquia en la sacristía, en la que se ha instalado un pequeño museo con importantes piezas, entre las que se hallan objetos litúrgicos, de orfebrería, esculturas, pinturas y libros. En el centro de la habitación se sitúa una mesa de mármol rosa del siglo XVIII. De la misma centuria es el aguamanil también de mármol.
De los objetos de orfebrería hay que resaltar la custodia del Corpus, de tipo "sol", fechada en 1769 y realizada a instancias de Don Alonso de Orozco. De la misma época son una cruz procesional y un cáliz, adornado con cabezas de angelitos y guirnaldas. El portaviáticos, perteneciente a la Hermandad de Ánimas, es del siglo XIX.
De la segunda mitad del siglo XVII es una colección de cuadros de pequeño formato en los que se representan a apóstoles y discípulos y al propio Jesucristo, siendo este último y el de San Pablo los de ejecución más cuidada. Pertenecen a la escuela sevillana de Valdés Leal. Hay que destacar dos lienzos más, uno que representa a Jesús Nazareno y el otro un Descendimiento (siglo XVII).
De las obras escultóricas cabe mencionar una Inmaculada barroca de escuela granadina y una talla de Jesús Nazareno del siglo XIX, ambas de pequeñas dimensiones.
Entre la colección de libros antiguos, destacan los corales del antiguo órgano de la parroquia, desaparecido en la guerra civil al igual que el propio coro que se situaba a los pies del templo. El más antiguo se remonta al siglo XVI. También se conserva el primer libro de bautismos, del año 1530.
Para finalizar, en una de las vitrinas podemos contemplar el relieve en piedra de un cáliz de la época visigoda, una pieza arqueológica datada entre los siglos IV y VI procedente del yacimiento de Los Morrones, término municipal de Lopera.


Vista general de la sacristía-museo.
En primer término, mesa en mármol rosa del siglo XVIII
(foto: archivo propio)

Vitrinas de la sacristía-museo.
Sobre ellas, algunos de los cuadros del apostolado del siglo XVII
(foto: archivo propio)

Pequeña talla en madera de Jesús Nazareno del siglo XIX
(foto: archivo propio)


Bibliografía:
    
- Ulierte Vázquez, María Luz de. El Retablo en Jaén (1580-1800). Jaén, 1986.
- VVAA. Guía Artística de Jaén y su Provincia. Sevilla, 2005.
- VVAA. Jaén, Pueblos y Ciudades. Jaén, 1997.
- Blog del Cronista Oficial de Lopera, José Luis Pantoja Vallejo: http://cronistadelopera.blogia.com/
- Blog http://loperaseduce.blogspot.com.es/ 



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